6 de junio de 2011

Cinco consejos para realizar pruebas de usabilidad con niños


En uno de los últimos proyectos en los que he estado trabajando, tuve la oportunidad de realizar pruebas de usabilidad con niños entre 6 y 12 años. En este artículo presento cinco consejos prácticos a tener en cuenta cuando se trabaja con chicos.  



1. Neutralizar los condicionamientos previos. 


Los condicionamientos o prejuicios con que los chicos llegan a las pruebas suelen provenir de dos fuentes: por un lado, su propia capacidad para fantasear y, por otro, la influencia de los padres. Lo primero es un comportamiento natural para ciertas edades, especialmente chicos entre 6 y 12 años. Con respecto a los padres, hay que tener en cuenta que son quienes principalmente les cuentan a los chicos lo que van a estar haciendo durante las pruebas y en ese proceso pueden generar expectativas sobredimensionadas  o distorsionar el concepto de una prueba de usabilidad.

Para conocer estos condicionamientos y poder corregirlos suelo preguntar, al inicio de la prueba, qué les contaron que vamos a estar haciendo. Luego, les cuento mi versión y en ella trato de neutralizar las distorsiones y enfocarlos en lo realmente importante.    


2. Prohibido usar la palabra “prueba”.


Cuando se les explica a los niños qué van a estar haciendo y qué se espera de ellos durante la sesión debemos evitar utilizar la palabra “prueba”, ya que tiene un significado muy directo para los niños en edad escolar. La relacionarán casi unívocamente con una instancia de examen donde ellos son los evaluados.

Para evitar esto, hay que comunicar expresamente que el objetivo es que nos ayuden a descubrir aquellas cosas que podemos mejorar, que su opinión es muy importante para nosotros y que no hay respuestas correctas o  incorrectas.


3. Iniciar la rutina de las pruebas con preguntas que ayuden a generar empatía.


Si bien es una buena práctica también para las pruebas con adultos, en el caso de los niños es más crítico generar empatía al inicio de la sesión. A los chicos puede tomarles más tiempo entrar en confianza y soltarse, que es lo que necesitamos para que la técnica del “pensamiento en voz alta” realmente rinda los mayores frutos.

Para lograr esto se pueden realizar preguntas generales como en qué grado o año del colegio están, qué les gusta y qué no del colegio, qué hacen en su tiempo libre o qué deporte les gusta. Las preguntas pueden cambiar y deberán ajustarse a la edad y las respuestas de los niños, el objetivo es olvidarse por unos minutos que estamos haciendo una prueba de usabilidad y simplemente tener una agradable charla con ellos.


4. Adecuar el mobiliario a las condiciones físicas de los chicos.


Algo que parece un detalle menor y normalmente se olvida es contar con una silla y una mesa adecuada para niños con el propósito de que se sientan cómodos manejando el mouse, el teclado y visualizando la totalidad de la pantalla.

Esto normalmente se resuelve con una buena silla ajustable en altura y apoyabrazos.


5. Ambientar la sala y ofrecer golosinas.


Resulta extraño imaginarse un grupo de niños correteando felices por los pasillos de una oficina o jugando en una mesa oval dentro de una sala de reunión, ¿no es cierto? Claramente las oficinas no están pensadas para los chicos. Son ambientes formales, monocromáticos y hasta fríos en algunos casos. Si las pruebas se realizan en una cámara gesell, con vidrios bidireccionales y videocámaras, la sensación de sentirse observados generará aún mayor cohibición.  

Para evitar esto es recomendable adornar la sala con juguetes, posters y golosinas. En particular estas últimas tienen un poder especial para “robarles” a los niños una sonrisa y quebrar la desconfianza inicial.

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