4 de abril de 2011

Impresiones sobre el Kindle de Amazon


Desde hace un par de semanas tengo en mis manos el tan preciado y esperado Kindle 3. Para quienes no lo conozcan, se trata del e-Book desarrollado por Amazon que permite leer libros y revistas en formato electrónico, y artículos en PDF, entre otras cosas. Aquí un resumen de mi experiencia y primeras sensaciones al usarlo. 


El Kindle a primera vista


Lo primero que hay que destacar sobre el Kindle es la calidad de su pantalla que permite tener una experiencia de lectura muy similar a la de un libro. Cuando tuve el Kindle por primera vez en mis manos intenté literalmente “despegar” con mis dedos la imagen que estaba “pegada” sobre la pantalla. A los pocos segundos, me di cuenta de que la imagen “pegada” era en realidad el salvapantalla del Kindle que se mantiene impregnado en la pantalla mientras está apagado.

El tamaño


Cuando logré recuperarme de este insulto a mi condición de “usuario avanzado” mi segunda sorpresa fue el tamaño: en su versión estándar el Kindle mide 12,5 x 19 cm, aunque la pantalla tiene 9 x 12 cm. Por debajo de ella, posee un teclado QWERTY con algunos botones adicionales para operar la interfaz y un botón de cinco funciones similar al de muchos teléfonos móviles.

Para la lectura de libros que estén en el formato nativo del Kindle el tamaño no es un problema, pero cuando lo que se quiere leer es un PDF es necesario girar la pantalla y utilizarla apaisada, lo cual permite agrandar la tipografía, aunque en algunos casos esto puede resultar insuficiente para lograr una experiencia de lectura cómoda.

Para pasar de una página a otra mientras estamos leyendo un libro, los diseñadores del Kindle han decidido colocar los botones a los costados. Aquí aparece el segundo aspecto que genera ciertas molestias en el uso, ya que los botones pueden apretarse accidentalmente cuando se sostiene o transporta el dispositivo.

Sensaciones al tener el Kindle en la mano


Hay un aspecto donde el Kindle saca ventaja frente a los libros: su peso. Algunos libros son tan grandes y pesados que resulta muy cansador sostenerlos por más de 30 minutos y poco apropiados para el traslado diario, por ejemplo, al trabajo. Sin mencionar que en el Kindle puede entrar una biblioteca entera. Como se sabe los bits no pesan, al menos en el sentido físico del término.

El tamaño, el peso y la calidad de los materiales con los que está hecho lo convierten en una de aquellas cosas inanimadas que a las personas nos gusta usar y llevar con nosotros. Al tacto es muy agradable y se nota la intensión de reproducir las sensaciones que se experimentan con un libro en su versión tradicional, aunque claro está, los materiales con los que esas sensaciones se generan son totalmente distintos.

Esa diferencia se nota en el olor. Los libros tienen ese olor particular a libro nuevo o viejo, rápidamente identificable. Desde luego, cuando uno agarra el Kindle no está esperando sentir olor a libro, por lo que no es un aspecto que defraude en lo más mínimo.

Como escribe el propio CEO de Amazon, Jeff Bezos, en el mensaje de bienvenida al Kindle, la intensión ha sido desaparecer en las manos de los usuarios para dejar lugar a las historias que se cuentan en los libros. Y eso es lo que se consigue, lo cual no es poco para un momento en el que parecen importar más los dispositivos en sí mismos que los usos para los cuales supuestamente se han diseñado.

Para qué cosas no es bueno el Kindle


Las comparaciones con el iPad de Apple y demás tabletas que invaden el mercado es inevitable. Claramente el Kindle pierde en todos los aspectos que no sea leer en pantalla y en el precio, ya que la versión más económica cuesta $139 dólares contra los $500 del iPad. Si lo que se busca es un ordenador móvil con buena capacidad para navegar por Internet, jugar, chequear mails o escuchar música, el Kindle no es una opción. Si bien permite hacer algunas de estas cosas, como navegar y escuchar música, la interfaz de usuario se encuentra en modo experimental y es muy precaria.

¿Vale la pena?


En mi caso, buscaba un dispositivo que me permitiera leer placenteramente los libros y artículos que se acumulan en mi laptop en versiones PDF y que leer desde la pantalla de un ordenador me resultaba sumamente incómodo. Para esta finalidad, el Kindle cumplió con creces mis expectativas.

Otra ventaja que le encuentro es la posibilidad de comprar libros en Amazon y descargarlos directamente en el Kindle en segundos. Eso para quienes vivimos fuera de Estados Unidos representa una importante reducción de los tiempos y costos de envío.

Además es muy práctica la opción de enviar contenido desde cualquier página Web directamente al Kindle vía email, para luego leerlo en el formato nativo del dispositivo con toda la calidad que entrega su pantalla.

En síntesis, sí vale la pena, y creo sin temor a equivocarme que el Kindle 3 es la mejor opción para leer en pantalla de al menos todos los dispositivos comparables que existen actualmente en el mercado.

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